Rememorar nuestra historia pasada es un privilegio, porque la conexión con nuestro pasado nos da valor e identidad para construir el futuro de nuestras instituciones educativas con
una visión clara y con un trabajo diligente, manteniendo nuestra identidad que da sentido y direccionalidad a una tarea noble y magna como es la obra educativa.
Al hablar de la obra educativa adventista en el Perú, necesariamente tenemos que hacer alusión a las gestas acaecidas en la altipampa puneña con los pioneros peruanos como Manuel Alca Cruz, a quien comúnmente se le conoce con el nombre de Manuel Zúñiga Camacho, y Eduardo Forga. Así mismo, en esta remembranza, no podemos pasar por alto a los pioneros extranjeros como los norteamericanos Fernando y Ana Sthal, y el Argentino Pedro Kalbermater.
La obra educativa emprendida por estos pioneros es valorada y reconocida, al margen de sus concepciones ideol
ógicas y religiosas, por historiadores, literatos, educadores, sociólogos, políticos, etc; por esa razón, Camacho, Sthal y Kalbermater pueden ser considerados como ejemplos del pionerismo educativo, movido por amor y solidaridad, para liberar al hombre aborigen del altiplano peruano de la postración y servidumbre deshumanizante. Para Camacho la educación era el único camino seguro para la liberación de los pueblos oprimidos y para Sthal, la educación era el medio para salvar vidas.
Recordar a nuestros pioneros es rememorar las experiencias de una gesta libertaria emprendida, en su primera fase por Man
l mismo año, atendieron el pedido enviando a Fernando Osorio para ayudar en la labor emprendida por Camacho. De esta manera, 1908, marca un hito histórico en la Educación Adventista; pues, en ese año, los líderes adventistas vieron a la escuela como medio de culturización y evangelización. Por lo tanto, era necesario reforzar la Escuela de Utawilaya.
Posteriormente esta tarea es fortalecida con la llegada de Fernando y Ana Sthal en 1911, con quienes se abrieron las brechas para la evangelización diseminando escuelas en la zona aymara a partir de la experiencia de Platería
y, más tarde, esta obra es complementada con la llegada de Pedro Kalbermater en la zona quechua, a partir de la experiencia de las pampas de Samán. Estos líderes visionarios en las primeras décadas del siglo XX soportaron el terror de las burlas, golpes, detenciones y prisiones que les dan a aquellos profetas que tienen el atrevimiento de practicar sus convicciones.
De esta manera los años iniciales de la Educación Adventista en el Perú fueron heroicos, como afirma Merling Alomía; esta tuvo que abrirse paso literalmente en medio de sangre y fuego. La obstaculización originada, según Javier Valle Riestra, actual Congresista de la República, en el Diario La Razón del 04 de setiembre 2008,” por los así llamados falsamente católicos, indujo a tildar esta labor de los adventistas de subversiva, porque creaba conciencia contra la opresión, y llegaron a decir que si un indio se alfabetizaba debía amputársele las manos y mandarlo al ejército.”
Tanto Camacho, Sthal y Kalbermater pueden ser considerados como los precursores de la liberación espiritual y social del campesino puneño. Ellos se resistieron a creer en el determinismo; pues, las circunstancias no son limitantes para permanecer en la ignorancia. Por esa razón podemos catalogarlos como los prototipos de la superación, decisión, coraje y valor. Estuvieron dispuestos de pagar el precio de lo que significa luchar por un ideal que requiere entrega y pasión para derribar barreras y muros infranqueables.
Estos pioneros obraron en un tiempo cuando la educación estaba vedada a las multitudes campesinas por la mezquindad de malos peruanos. Muy a pesar de esa realidad, la obra educativa creció, se fortaleció y resistió como el ichu ante las inclemencias de la naturaleza. Además, la educación adventista contribuyó al cambio decidido del hombre como un todo y hacia una tolerancia civilizada para eliminar de la constitución política la exclusividad religiosa.
Las escuelas adventistas son los medios donde el ser humano experimenta la transformación integral por la obra milagrosa del poder del Espíritu Santo con maestros comprometidos para continuar la historia, en un clima de fraternidad y paz. Un sistema donde la filosofía, la epistemología y la teología hacen la diferencia.
En consecuencia, al hacer esta remembranza, en el Centenario de la Educación Adventista en el Perú, podemos visualizar a estos pioneros como paradigmas de valor, coraje y entrega. Creo que la mística que caracterizó a los pioneros fue contagiosa y fructífera; por eso, aquella Escuela de Utawilaya al multiplicarse en centenares de instituciones educativas patrocinadas por la Iglesia Adventista, actualmente, contribuye en el desarrollo social, cultural, económico y religioso del pueblo peruano, albergando a más de 25000 estudiantes en sus aulas.
COLEGIO ADVENTISTA SAN MARTÍN
RESEÑA HISTÓRICA
RESEÑA HISTÓRICA
El pasado glorioso de una institución se refleja en los frutos que muestra en el presente. La historia del Colegio Adventista General José de San Martín confirma plenamente esta premisa. Más de medio siglo de inagotable servicio, muchas veces en medio de la incomprensión, han unido en admirable epopeya a miles de personas que no solo edificaron este colegio sino sobre todo levantaron una filosofía solida basada en fundamentos cristianos.
Nuestro colegio fue creado oficialmente un 24 de Abril de 1952 mediante la RM N° 3071 que autorizaba el funcionamiento de la escuela “General José de San Martín” siendo la directora la profesora Nidia Santillana Garaycochea. Con la finalidad de complementar el proceso formativo y ante el urgente pedido de los egresados de primaria se expidió la ampliación para prestar los servicios educativos, logrando que las autoridades apoyaran esta gestión en el nivel secundario mediante RD N° 0108 del 27 de Febrero de 1981; siendo director el profesor Martín Feliciano Medina. Los niños y pequeñitos también necesitaban un lugar donde estudiar es así que se creó el nivel inicial el 02 de junio del 2000 mediante la RD N° 01177.
Nuestro colegio por muchos años no tuvo un local propio y adecuado, inicialmente funciono en la planta baja de la Iglesia Adventista de Parra (esquina Calle Salaverry y Av Parra) en el años 2004 se traslada a la calle Álvarez Thomas 524, para finalmente adquirir su propio local en el año de 2008 ubicada en Vallecito, García Calderón 111.
Dios siempre estuvo al mando del timón de este prestigioso colegio, haciéndose conocer en nuestra ciudad como un colegio que profesa y practica solidos valores cristianos y una enseñanza de calidad, donde se encamina a los alumnos en las artes, la música, las letras, los Idiomas, el emprendedorismo, el cuidado al medio ambiente, el cuidado de la salud, la ciencia y la tecnología en íntima relación con las nuevas tecnologías de Informática y comunicación aplicadas a la enseñanza, lo cual nos pone a la vanguardia de los colegios de Arequipa.
Desde 1952 hasta la fecha 2012 han prestado sus servicios en nuestro querido colegio 26 directores, actualmente nuestra directora es la Lic. Ruth Velásquez Calcina.
RELACIONES DE DIRECTORES DESDE 1952 AL 2012
1952-1958 : Lic. Nidia Santillana de Garaycochea
1959 : Lic. Aida Harry de Tenorio
1960 : Lic. David Gutiérrez.
1961 : Lic. José Linares.
1962 : Lic. Judith Riveros
1963 : Lic. Nelly de Román
1964 : Lic. Ruth Llerena
1965-1966 : Lic. Clemente Cortez
1067 – 1970 : Lic. Juvenal Perez
1971 : Lic. Gisela de Choque
1972 : Lic. Lilia Alatrista de Gamero
1973 : Lic. Marcia Cornejo
1974 – 1976 : Lic. Ruth Salas
1977 – 1978 : Lic. M. Avalos
1979 – 1980 : Lic. Juan Melgar Ramirez-
1981 : Lic. Martín Feliciano Melgar.
1982 – 1986 : Lic. María Tenorio de Cornejo.
1987 – 1989 : Lic. Joaquín Morón.
1990 : Lic. Samuel Lescano Marín
1991 : Lic. María Quispe Astocahuana.
1992 – 1996 : Lic. Isaías Lipa Ramírez.
1997 : Lic. Rubén Rodríguez Orellana
1998 – 2000 : Lic. María Tenorio de Cornejo
2001 – 2002 : Lic. Edith Llanos Cáceres.
2003 : Lic. Gerardo Medina
2004 – 2006 : Lic. Ruth Velásquez Calcina
2007 : Lic. Nelson Mendigure Fernández
2008- 2010 : Lic. Edgardo Mestanza
2011- actualmente: Lic. Ruth Velásquez Calcina